pero a veces viene la luna
y me enreda tu recuerdo
entre los dedos.
Pasa tan deprisa
que me roba el aire,
y al segundo siguiente
mi sonrisa rota lleva tu nombre.
Entonces me tengo que peinar
los nudos de la garganta,
mientras la niña de mis ojos
baila triste su canción de lluvia.
Que me perdone la primavera,
pero ya no quedan flores
que acunen tus palabras
en sus pétalos.