sábado, 30 de septiembre de 2023

Astronauta kinestésica


Las palabras no son nada si no conocemos su significado. En algunos casos lo desconocemos por falta de experiencia. Somos seres kinestésicos, qué le vamos a hacer. Existe una expresión de dos palabras que siempre has considerado ridícula, quimérica, una mentira piadosa o una invención hermosa como el Ratoncito Pérez o el Santo Grial. Un constructo léxico perpetuado por los siglos de los siglos con objeto de embellecer lo prosaico de la existencia. 

Hoy, recién despierta, esas dos palabras que hasta ahora no existían en tu diccionario han adquirido entidad real, corpórea, tangible, aunque nunca las hayas pronunciado, aunque sepas que jamás te será posible articularlas más allá de la coraza que reviste ese disfraz tuyo de astronauta inocente y medio bobo. Arden como flama inextinguible y calcinan a su paso hasta la última fibra del alma mientras le transmiten su significado verdadero. Que da igual el resultado. Que no importa que el billete sea solo de ida ni la seguridad de que no eres suficiente para ganar el premio. Como un alud, te golpea la certeza de que le arrancarías con tus propias manos el corazón al averno helado de su tristeza. De que descenderías al mismísimo infierno si fuera necesario, y de que entregarías hasta el último suspiro y la última gota de sangre solo con un objetivo: que nunca se apague su sonrisa. En eso consisten esas dos palabras, en la necesidad de proteger la joya más valiosa. 

Entre el humo y las cenizas, sonríes, y se lo agradeces en silencio a la criatura más especial de la galaxia. 

jueves, 28 de septiembre de 2023

CAFÉ SIN AZÚCAR


Esto tiene que acabar, piensa mientras remueve con la cucharilla un café al que ni azúcar le ha puesto. Tengo que hablar con ella. Tiene que entenderme. Esto tiene que acabar. 

Seis de la mañana. Sola en la cocina. Ahora es una mujer despeinada y con ojeras, pero hace escasos veinte minutos era Friedrich. Friedrich de pie en lo más alto de la montaña más alta. Friedrich apoyado en un bastón mientras contempla pensativo las cimas de otras montañas respirando en la niebla, envuelto en la perspectiva cromática romántica por excelencia. ¿Desde cuándo era ella el caminante sobre el mar de nubes? ¿Dónde estaba el punto de fuga de este cuadro? Un sonido insólito la obligó a salir de sus cavilaciones acerca de la dicotomía vida terrenal (encarnada en las montañas) y vida eterna (implícita en las nubes). ¿Era cierto que unos murciélagos aleteaban en la lejanía? ¿Y a la estrambótica criatura que había surgido al fondo —cargándose todos los cánones de la pintura romántica— quién la había invitado? Tres patas, brazos acabados en garras y textura fibrosa y rugosa. Vamos, la fusión perfecta entre un Ent de Tolkien y un surrealista monstruo lovecraftiano...

Seis de la mañana. Sola en la cocina. El tintineo de una cuchara afanada en un café sin azúcar. Las conclusiones de la debacle onírica estaban claras. Tenía que hablar con su hija. Los repasos intensivos de Fundamentos del Arte para la EBAU la estaban volviendo loca. Y era necesario descansar un tiempo de novelas fantásticas y de terror. Y el café que no tiene azúcar. 

jueves, 7 de septiembre de 2023

MAGIA

 

Nunca ha dejado de creer en ella. Ni siquiera en los momentos más oscuros. Ni cuando llora y cae de rodillas y un enjambre de por qués le aguijonea hasta la última fibra. 

Cierra los ojos y la siente. Esa llama pequeñita que le nació dentro la primera vez que rozó sus labios y fue creciendo con cada mirada. Esa luz que se le asoma por los ojos y que solo es de él aunque no lo sepa. Ese polvo de hadas que le tatuaron sus manos y que la impulsa a surcar el cielo aunque sus pies estén pegados al suelo.

Cierra los ojos y vuelve a sentirlo. El mundo deja de ser un lugar hostil. Despliega las alas y le sonríe a su Campanilla interior. Le agradece a él, aunque no lo vea, aunque no lo sepa, el regalo de la magia. 


TARDE

Pasan dos minutos de la medianoche. Llega tarde, como siempre. No le importa —es más, diría que disfruta— haciendo esperar a los...