domingo, 18 de octubre de 2020

Luna incauta

 

A menudo coincidimos. Unos minutos. Unas horas a lo sumo. Imponente. Majestuoso. Te observo de lejos e, incluso distante, tu calidez me acaricia. A veces me miras, o eso me gusta creer. En ocasiones me sonríes, o eso me gusta pensar. En algunos momentos podría jurar que hasta me quieres un poquito. Pero no. Desvaríos de una loca de remate. No me engaño, aunque me gustaría. Olvidar durante un instante que eres quien eres, que soy quien soy. Ignorar que no es más que
el orden natural, el señuelo gracias al que el pez grande caza a su presa. Da igual. Ya queda poco y quiero disfrutar de tu presencia. En breve me voy y te quedas, y después te irás para que me quede yo...

Y así, cada amanecer y cada atardecer, la dama de plata se enamora del astro rey. Sabe que es imposible, que está a años luz de ella. Sabe que nunca jamás lo tendrá en sus brazos. Luna incauta. Luna débil. Cupido debería afinar su puntería.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

MONÓLOGO DE ARENA

La vida es esa montaña rusa cuyos vaivenes oscilan impredeciblemente entre el cielo y el suelo. Hoy estamos aquí, mañana quién s...