martes, 31 de octubre de 2023

Bruja

Todo está listo. Los troncos cuidadosamente apilados. El madero y las cuerdas que me sujetarán al mismo. La brea y la antorcha que insuflarán vida a las llamas destructoras. Los cientos de miradas expectantes congregadas en la plaza de aquel pueblucho para presenciar el espectáculo del fuego redentor. Expiarán sus pecados y aliviarán sus miserias durante un rato al grito de ¡Bruja! 

Camino tranquila los pocos metros que separan la pira de la celda donde he pasado los últimos dos días. La muchedumbre me lanza insultos y escupitajos. Zorra del infierno. Ramera de Satán. Miro algunos ojos, y tras la nube de odio solo veo miedo. Sabía que esto ocurriría, pero no fui capaz de cambiar la vida de aquella niña por la mía. Me llevó horas encontrar los ingredientes para la poción en aquella noche sin luna. Recitar las palabras exactas del conjuro más antiguo de la Tierra consumió la mayor parte de mi energía. Cuando vinieron a por mí estaba exhausta y no pude defenderme, pero el color había vuelto a las mejillas de la pequeña que horas antes luchaba a brazo partido contra la muerte. 

Acusación: las almas bienintencionadas de mis vecinos. Indicios: arrancar de las garras de la Parca a la hija de un mendigo impío. Veredicto: herejía del carácter más lesivo, es decir, brujería. 

Subo a la tarima donde terminarán mis días en este plano. Mi tranquilidad se esfuma con cada nudo de las cuerdas que me atan al madero. ¿Te arrepientes? No. ¿Pides perdón? No. Pues ¡arde, bruja! La brea hace su trabajo y tarda segundos en prender todos los troncos. Las llamas comenzarán en breve a lamerme los pies...

Beep...beep...beep. Abro los ojos. Las 06:15. Esta vez ha faltado poco.

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