jueves, 20 de marzo de 2025

ALERTA ROJA EN BLANCO Y NEGRO


No quiere, pero ocurre. Intenta evitarlo con todas sus fuerzas, pero no lo consigue. Un pensamiento tras otro la golpean y destruyen una coraza que ha ido forjando durante meses. La copa de vino la observa con malicia, tirada como un juguete roto sobre un colchón que ha sido testigo de horas sin duda más felices. 

«No es nada», susurra en bucle a modo de letanía monocorde. «¡No es nadie!», le grita a pleno pulmón a la copa, que cada vez es más cristal y menos vino. Pero sus palabras no tienen efecto alguno sobre la tormenta que va conjurándose entre las cuatro paredes desnudas. No sabría decir si la primera rebelde ha sido el alma o la piel, pero el alzamiento es ya un hecho consumado. 

Las manos que recorrieron el mapa de sus lunares se cuelan a traición por la puerta abierta que el alcohol ha dejado en su memoria. Alerta amarilla. Los ojos repletos de deseo que tantas veces se clavaron en los suyos la derriban sin perdón y sin permiso. Alerta naranja. Los labios que le arrancaron gemido tras gemido vuelven a hacerse dueños y señores de piel para adentro. Alerta roja. Y ella, la copa ya vacía hace rato, deja salir las lágrimas que lleva reteniendo desde aquel adiós que nunca fue pronunciado, convirtiéndola en un trazo difuso, en poco más que un borrón de su propia imagen en blanco y negro. 

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