jueves, 30 de enero de 2025

SIEMPRE SERÁ DE NOCHE

Sombra. Ruina. A partir de ahora, siempre será de noche. El negro tiñe implacable un corazón que vestía todos los colores del arcoiris. La oscuridad inunda los espacios donde un día reinó la luz. Un mar de lágrimas baña el rostro que ayer sonreía nada más intuir tu presencia. No se daña a quien se quiere, decía la canción de Bebe. Pero tú no la escuchaste, ¿verdad? A quien se quiere, claro. Ahí está la clave.

Sin fuerzas, arrodillada sobre el suelo donde se han refugiado los mil pedazos en los que me has roto el alma. Puro despojo es lo que soy. Una broma de mal gusto en un libro serio. Las heridas de las rodillas me sangran, pero nada que ver con el gigantesco boquete que me has dejado dentro. Tus palabras me martillean el pensamiento sin piedad. Las de verdad y las de mentira. ¿O eran las mismas?

Por mi mente desfilan de una en una todas las caricias que no me vas a dar, todos los besos que no nacerán y los que se perderán en algún limbo inventado de nubes falsas y cielos traicioneros. La rabia prende como una llama y poco a poco va ganando terreno a la tristeza. Mi cuerpo se tensa y un orgullo que creía perdido me impele a ponerme en pie. 

A partir de ahora siempre será de noche, pero tú de rositas no te vas a ir. 

jueves, 23 de enero de 2025

SONRÍE


Sonríe. No lo puede evitar. Quiere disimular y disfrazar su cara de tonta, pero sus músculos faciales no obedecen a la parte racional que continuamente le repite: "¿en serio?" Su boca dibuja irremediablemente una curva ascendente que últimamente visita con poca frecuencia su rostro. Se pierde en sus ojos y sonríe. No lo puede evitar. 

Trata de controlar el galope de su corazón cuando las manos de él se posan en su cintura como aquella vez, como tantas veces que en realidad fueron pocas. Seguro que él escucha a esa fiera desbocada que pugna por reventarle el pecho y ya no habrá manera de hacerse la fuerte. Pensaba que las mariposas se habían mudado hace tiempo al otro barrio, pero percibe su aleteo desde el dedo gordo del pie hasta la ceja izquierda. Mientras se reduce la distancia entre sus cuerpos suena el cri cri de un grillo a modo de advertencia. Te vas a arrepentir, parece indicarle. Obvia al grillo y a su canto, y vuelve a mirarlo a los ojos. Está ahí. Ese amor que creía inventado baila en sus iris de caramelo. Tantas noches de insomnio, tantas lágrimas han bañado en balde su almohada... y está ahí. Ojo de loca no se equivoca, piensa triunfante.

La noche es cálida y huele a sueño cumplido. Un rebaño de estrellas fugaces cruza el firmamento a paso lento, para que a ella le de tiempo a pedir un deseo. Pero, ¿qué deseo, si no ha deseado con más intensidad nada más en su vida? La promesa de sus labios entreabiertos ya es barra libre de paraíso perdido y encontrado. Su boca se acerca cada vez más y a ella comienzan a temblarle las rodillas. Ya percibe su calidez y su dulzura y...

Pipipipí ... pipipipí... 06:15. El mundo vuelve a ser un lugar frío.



jueves, 16 de enero de 2025

INDESTRUCTIBLE


No supo ponerlo a salvo. No supo. Por más que el universo a menudo le enviara señales, y no pocas, de advertencia, no fue capaz de evitarlo. No supo o no quiso saber. Cerró los ojos y confió en aquello de que el amor todo lo puede. Con premeditación y alevosía, obvió que, para que el popular y optimista dicho tuviera alguna oportunidad de hacerse realidad, ese amor debía circular por los dos carriles en una vía de doble sentido. Y el suyo era una bicicleta kamikaze circulando sin manillar por un camino de cabras, la crónica de una debacle anunciada. 

Dicen las sabias lenguas que habitan el arco del cielo que su ilusión ganó batalla tras batalla a la evidencia, que surcó mares de dudas sobre el cascarón de un beso, que llenó prados enteros de sus ganas y aún le sobraron para merendar. Dice la luna que lo vio todo que se tragó el miedo y la vergüenza y se desnudó en palabras por vez primera... Que se abrió en canal y le entregó el alma como quien regala la joya más valiosa de su corona. 

Ignoró la primera grieta, desoyó el primer chasquido y todos los que le siguieron. Amordazó a la intuición y metió bajo la alfombra todo lo que sabía que sabía. Ojos que no ven... duele más el batacazo. Cuando vino a darse cuenta, ya no tenía solución. Una noche cualquiera, una gota colmó el vaso que ya rebosaba de lágrimas. Trató de recoger el millón de pedazos en los que se había roto y pegarlos con paciencia y mimo, pero la primera no había figurado nunca en su catálogo de virtudes y su ángel de la guarda había renunciado hace siglos. No sabe quién le susurró el número mágico de comprimidos necesarios para alcanzar algún nirvana donde el olvido fuera posible...

Suerte que el Pepito Grillo que se escondía en su interior hizo su magia y detuvo el desastre a tiempo. Mientras lloraba a mares el dolor y el veneno, un hada piadosa le construyó una funda de hojalata donde durmieran los fragmentos de lo que había sido un corazón, por si un día... Quiso la suerte que el duende que vivía al otro lado del espejo le hiciera un obsequio de artesanía pragmática: un corazón exactamente igual al suyo, pero de resina epóxica. Ahora camina bajo el sol disimulando y fingiendo sonrisas, con la certeza de que ya no se le volverá a romper.

jueves, 9 de enero de 2025

EL PAÍS DE LA INFANCIA


En ocasiones vuelvo. Cuando el gris monótono de la rutina conquista el territorio de la primera luz del alba, vuelvo. Cierro los ojos y regreso al país imperecedero de la infancia. Igual que un río que candorosamente vence la soledad de una tierra baldía, tu recuerdo asoma por el horizonte portando el estandarte del bastión de los sueños.

Como una postal grabada a bajorrelieve en el friso de la memoria, nos veo recorriendo nuestro pequeño mundo a lomos de un corcel metálico, de nuestro tesoro más preciado, de la libertad que nos regalaban dos ruedas y un escuálido chasis de un azul ya desvaído. Bajo un cielo de fuego, nos sentíamos dueños de las nubes y del viento. 

Hambrientos de experiencias y sedientos de aventura, fuimos medallistas de rodillas raspadas y manos sucias. Hebras de plata en el abrazo de una luna inocente. Polizones de un barco que siempre llegaba a buen puerto. Ganas a raudales y sonrisas de ilusión intacta.

Cuando el mundo se torna gris, vuelvo. Vuelvo al invicto país de la infancia donde los sueños eran aún posibles.

jueves, 2 de enero de 2025

La última mariposa


De forma casi imperceptible, le susurra la memoria que un día rozó la felicidad con la yema de los dedos. Una fugaz brisa de aquel perfume basta para frenarla y clavar sus pies al suelo. La gente camina esquivándola, ajena al repentino dolor que le nubla la vista. La miel de esos ojos que en realidad nunca la miraron a ella. El terciopelo de la sonrisa que nunca fue en su honor. Otra vez no, suplica, pero los espíritus que la mantienen a salvo andan despistados y permiten que las escenas la arrollen como un alud despiadado y conviertan su mente en un lodazal. 

Dos gruesos lagrimones surcan sus mejillas y son el único signo visible de la tormenta interior en la pétrea máscara de su rostro. El mundo sigue girando a su alrededor, pero en sus ojos se van sucediendo los recuerdos como en un teatro de sombras para el que nunca quiso sacar entrada. El aliento dulce de su compañía. El cálido tacto de la complicidad. El sol en su mirada y las mariposas que nacieron en aquel primer beso. 

Una fina llovizna comienza a mojarle el pelo y la saca de su laberinto de sombras. En la boca, el regusto amargo de que un día pudo ser feliz junto a la única persona con la que fue capaz de ser ella misma. Sus pies comienzan a moverse y los recuerdos se van diluyendo con cada paso mientras la ansiada felicidad huye despavorida de la yema de sus dedos. El frío de enero vuelve a ganarle la batalla al calor de alguna tarde de junio. Nunca más, se repite, pero la última mariposa rebelde huye de la lluvia y va a esconderse en el bolsillo de su abrigo. 

ME RINDO

Si miro las redes, están llenas de mensajes positivísimos que anuncian en diferentes tamaños y colores que rendirse no es una op...